lunes, 6 de agosto de 2012

España marca el camino de la exploración de Marte


Recreación del aterrizaje de 'Curiosity' sobre Marte. | NASA
Recreación del aterrizaje de 'Curiosity' sobre Marte. | NASA 
El Curiosity no es el primer vehículo de exploración que se envía a Marte, pero sí es el más grande (900 kilogramos) y el más sofisticado en cuanto a instrumentación científica que se haya enviado nunca a otro planeta. La misión tiene importantes objetivos científicos que podrían cambiar la investigación espacial de los próximos años. Y la ciencia española tiene un papel de punta de lanza en ese futuro espacial.
El propósito principal del rover es estudiar las condiciones atmosféricas y geológicas de Marte, lo que podría desvelar de forma concluyente si el planeta rojo tiene o ha tenido en el pasado los ingredientes necesarios para albergar vida tal y como la conocemos en la Tierra. Para ello, el Curiosity cuenta con 10 instrumentos científicos encargados de medir diferentes parámetros en Marte.
Uno de ellos, el REMS, ha sido diseñado, desarrollado y montado por completo en España. "El éxito de la misión es nuestro éxito", asegura a ELMUNDO.es desde California Javier Gómez-Elvira, director del Centro de Astrobiología (CAB, centro mixto del CSIC y del INTA) e investigador principal del REMS, una estación ambiental que ayudará a entender en profundidad la atmósfera del planeta rojo. "El rover ha llegado sano y salvo después de un largo viaje de más de 500 millones de kilómetros, en los próximos días comenzaremos a mirar si el instrumento REMS ha llegado con buena salud, pero es de esperar que sí".

No encontrará vida, pero...

La atmósfera de Marte es muy similar a la de la Tierra, pero es menos densa. Por eso la radiación ultravioleta es mucho más intensa sobre la superficie marciana que sobre la de nuestro planeta. Y este tipo de radiación es muy dañina para la vida que conocemos. El propio REMS tiene un sensor dedicado a medir este tipo de radiación solar en el planeta rojo. "El análisis de la radiación ultravioleta servirá para saber cómo hay que proteger a los astronautas en misiones tripuladas a Marte", explica Gómez-Elvira. Entre otras cosas, la misión servirá como trampolín para lograr el objetivo de la NASA de enviar al primer ser humano a Marte en el año 2030.
El rover enviará datos de todo tipo y de forma contínua durante al menos los dos años que la agencia norteamericana tiene previsto que Curiosity ronde las rocas de los más de 150 kilómetros del cráter Gale en cuyo interior se ha posado.
"Sabemos que no vamos a encontrar vida, porque el Curiosity no lleva ningún sensor destinado a ello, pero si sacamos la conclusión de que Marte fue un planeta húmedo y cálido, tendremos una idea mucho más clara de que allí se pudieron dar las mismas condiciones que llevaron al surgimiento de la vida en la Tierra", explica Gómez-Elvira.
Debido a la elevada radiación ultravioleta de la superficie, los investigadores creen que la única posibilidad de que exista o haya existido alguna forma de vida parecida a los micoorganismos terrestres es que habitaran el subsuelo marciano.
Por ese motivo, una investigación española realizada en Río Tinto (Huelva) –quizá el mejor modelo de Marte sobre la Tierra– y llamada IPBSL (Detección de Vida en la Faja Pirítica Ibérica) está realizando perforaciones del subsuelo a un kilómetro de profundidad en busca de vida microbiana. Y ya ha dado en el clavo a una profundidad de entre 400 y 600 metros, según asegura su director Ricardo Amils.
La tecnología aún no está madura para volar hasta Marte, pero la NASA ya tiene en mente que alguna de las próximas misiones al planeta rojo sea precisamente para perforar su superficie en busca de alguna forma de vida.


Fuente: Diario El Mundo
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