"Apple ha crecido como una mala hierba". Así inició su última aparición pública un escuálido Steve Jobs cuatro meses antes de morir. Su objetivo no era desvelar un nuevo dispositivo sino presentar en el ayuntamiento de la ciudad californiana de Cupertino el diseño de la nueva sede de su compañía: una especie de platillo volante diseñado por el arquitecto británico Norman Foster y envuelto en placas de vidrio cóncavo construidas a medida por la empresa alemana Seele.
El ayuntamiento acaba de dar luz verde al proyecto a cambio de subir los impuestos a la compañía, cuyo recibo fiscal subirá casi dos millones de dólares al año: en torno a un millón y medio de euros al cambio actual. La cifra potenciará los ingresos de Cupertino en un 4% y ayudará a los responsables del municipio a atajar los problemas de tráfico derivados de la construcción.
La sede de Apple no abrirá sus puertas al menos hasta 2016 y se asentará en unos terrenos muy especiales para su fundador. Allí se mudó la división de sistemas informáticos de Hewlett-Packard unos meses después de que Bill Hewlett ofreciera su primer empleo a Steve Jobs. "Apenas tenía 12 años cuando busqué su número en la guía y le llamé para decirle si me podía prestar unas piezas para construir un contador de frecuencias", recordaba hace dos años el propio Jobs.
Un edificio sostenible
A medida que HP fue mermando, Jobs compró la finca en la que se asentaba su sede de Cupertino: unas 71 hectáreas en las que Apple se propone construir un anillo de 260.000 metros cuadrados con capacidad para 12.000 empleados en el centro de un bosque artificial.
La sede de Apple tendrá cuatro plantas y será «uno de los complejos de oficinas más sostenibles del mundo» según el arquitecto Stefan Behling, que trabajó en el proyecto junto a Jobs. El edificio estará cubierto por cientos de placas solares y no requerirá el uso de aire acondicionado durante la mayoría del año, según la responsable ambiental Lisa Jackson, que se incorporó a la empresa unos meses después de abandonar la dirección de la Agencia de Protección Medioambiental.
El complejo albergará un gimnasio del tamaño de dos campos de fútbol y su cafetería tendrá capacidad suficiente para dar de comer a unos 3.000 empleados a la vez. Pero las dimensiones del proyecto son menos relevantes que su entorno y sus materiales, fruto de la obsesión por los detalles de su promotor.
El mobiliario de la sede de Apple estará fabricado con madera de una variedad de arce escogida por Jobs y su fachada estará cubierta con placas de vidrio cóncavo diseñadas a medida por la empresa alemana Seele. "No hay una placa recta en todo el edificio", presumió sobre el proyecto el fundador de Apple en su última presentación.
Independencia energética
Los ingenieros de Seele llevan años fabricando las placas de vidrio de las tiendas estrella de Apple. Pero esta vez eran conscientes de que se trataba de un encargo especial. No sólo por el empeño personal de Jobs sino por la dificultad añadida que supone fabricar placas de vidrio curvas de unos 13 metros y de hacerlo en frío para lograr «una superficie verdaderamente transparente» según decía hace unos meses el ingeniero Peter Arbour.
"Se gastaron unos 30 millones de dólares en fabricar cinco versiones de las placas en diferentes tonos de blanco", desvelaba recientemente al diario británico The Guardian un ex empleado del despacho de Foster. "Los tipos de Apple miraron las placas de vidrio durante una eternidad y luego dijeron que una era demasiado azul y otra como color crema. ¡Pero era imposible distinguir una de otra!".
El presupuesto del proyecto se ha doblado en apenas dos años yronda los 4.000 millones de euros. Una cifra notable pero insignificante a la luz de las reservas en efectivo de la compañía, cuyos nuevos empleados se han ido repartiendo recientemente por varios edificios alquilados alrededor de su sede central.
"El proyecto nació de repente", recordaba recientemente Norman Foster en un vídeo promocional. "Descolgué el teléfono en 2009 y al otro lado estaba Steve: 'Hola, Norman. Necesito tu ayuda'. Así fue como llegué a California tres semanas después. Steve me dijo que no pensara en él como un cliente sino como una persona de mi equipo. Algo que fue vital para el proyecto".
Los paneles solares dotarán de independencia energética al edificio, que sólo usará la red eléctrica si se produce un fallo general. La construcción borrará del mapa los aparcamientos que aún se distinguen hoy junto a la vieja sede de HP y transformarán la finca en un arboreto con especies autóctonas: robles, cerezos y encinas. También manzanos en recuerdo de Steve Jobs.
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